“La computación es ideal para los jóvenes”
Carlos Oliva, director de la maestría en Innovación Tecnológica de la Universidad Galileo, y Carlos Esquit, quien dirige el Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad del Valle, hablaron ayer, durante el programa Diálogo Libre, que se transmite por www.prensalibre.com.gt, de la importancia de las nuevas tecnologías en la educación y de la resistencia que algunos docentes tienen para implementarlas en las aulas. A continuación, un extracto de la entrevista.
¿Cómo fue que empezaron a utilizarse las computadoras en el sistema educativo nacional?
Oliva: Por los años ochenta empezaron a surgir con fortaleza las computadoras personales. Se pensó que era oportuno utilizarlas para la educación, pero no pensamos en la computadora como un medio, sino como un fin.
Casi todos los colegios empezaron a impulsar una materia que se llamaba computación e incluso surgieron muchos bachilleratos en computación. Se pretendía graduar a jóvenes expertos en ese campo.
Montamos un salón de clases con computadoras y un maestro que lo sabía todo, pero cometimos un error: justamente el experto en computación era el único que podía aprovechar esa rama en la aplicación de la educación, pero los maestros de otras materias le tenían miedo a las computadoras.
¿Era una apuesta arriesgada porque los jóvenes aprendían computación pero descuidaban otras materias?
Oliva: La tecnología creció en esa época, para el joven era muy fácil ubicarse en esto, porque la educación es ideal para los jóvenes, pero se marcó una barrera bien seria entre los que aprendían y los que enseñaban.
¿Hasta qué punto es conveniente que los niños y jóvenes utilicen la computadora y calculadora para hacer operaciones matemáticas en vez de hacerlo mentalmente?
Oliva: La idea fundamental en esto es la parte de innovación. Hay que cambiar las metodologías, las formas de hacer evaluaciones. ¿Por qué no usar la calculadora, por qué preferir que la gente repita las cosas de memoria y hacer sumas mentales? Debemos ser hábiles para utilizarla y que el niño aprenda a sumar, pero que pueda valerse de estas herramientas.
El cambio de actitud va ligado a la adquisición de competencias. ¿Por qué es tan difícil lograr ese doble cambio en los docentes?
Oliva: El verdadero cambio radica en el maestro, porque el cambio tecnológico es grosero, violento, está creciendo y se vuelve cada vez más grande, pero el maestro se queda en el salón.
¿Cuál es la principal barrera que tienen los maestros para actualizarse?
Oliva: Es la actitud. Yo dirigí un curso para periodistas mayores y uno se resistía a aprender, pero tiempo después me contó que le presumió a sus nietos que desde El Salvador, en línea, había respondido un examen. Se quitó el temor y se dio cuenta de las ventajas que tiene acercarse a la tecnología.
Esquit: Hay temor y resistencia al cambio y eso es algo natural en el ser humano, pero es una barrera que hay que romper por completo, porque el cambio no es lineal, sino exponencial. La generación adulta vive un momento crítico porque los jóvenes y niños del presente se desarrollan en un ambiente de cambios acelerados y el futuro va en ese sentido.
Los graduandos llegan mal preparados a las universidades. ¿Cómo darle la vuelta a esa situación?
Oliva: En países avanzados como Japón e Islandia, el actor más importante de estos procesos educativos es el maestro. Si no mejoramos al docente en todo sentido, no vamos a avanzar. En Islandia, un maestro tiene doctorado.
Esquit: En las universidades ya recibimos un producto del sistema educativo; tenemos que ver qué podemos hacer con ellos, pero el aporte diferencial será mínimo mientras no se trabaje de fondo en la base. La situación cambiará cuando recibamos a estudiantes con muchas más competencias.
¿Cuánto ayuda la inclusión de las nuevas tecnologías desde los grados de primaria?
Esquit: Son herramientas valiosas que hay que saber utilizarlas, porque también pueden generar situaciones indeseadas, como que los niños no desarrollen ciertas competencias.
La mayoría de estudiantes prefiere una carrera humanística. ¿Cómo estimularlos a que opten por otras carreras?
Oliva: Se debe mejorar la enseñanza de la matemática. Es vital fortalecer el proceso de enseñanza de esa materia desde la primaria. El cerebro del niño tienen una evolución impresionante en los primeros años de vida y aprende mejor esa materia en la primaria.
¿Cómo fue que empezaron a utilizarse las computadoras en el sistema educativo nacional?
Oliva: Por los años ochenta empezaron a surgir con fortaleza las computadoras personales. Se pensó que era oportuno utilizarlas para la educación, pero no pensamos en la computadora como un medio, sino como un fin.
Casi todos los colegios empezaron a impulsar una materia que se llamaba computación e incluso surgieron muchos bachilleratos en computación. Se pretendía graduar a jóvenes expertos en ese campo.
Montamos un salón de clases con computadoras y un maestro que lo sabía todo, pero cometimos un error: justamente el experto en computación era el único que podía aprovechar esa rama en la aplicación de la educación, pero los maestros de otras materias le tenían miedo a las computadoras.
¿Era una apuesta arriesgada porque los jóvenes aprendían computación pero descuidaban otras materias?
Oliva: La tecnología creció en esa época, para el joven era muy fácil ubicarse en esto, porque la educación es ideal para los jóvenes, pero se marcó una barrera bien seria entre los que aprendían y los que enseñaban.
¿Hasta qué punto es conveniente que los niños y jóvenes utilicen la computadora y calculadora para hacer operaciones matemáticas en vez de hacerlo mentalmente?
Oliva: La idea fundamental en esto es la parte de innovación. Hay que cambiar las metodologías, las formas de hacer evaluaciones. ¿Por qué no usar la calculadora, por qué preferir que la gente repita las cosas de memoria y hacer sumas mentales? Debemos ser hábiles para utilizarla y que el niño aprenda a sumar, pero que pueda valerse de estas herramientas.
El cambio de actitud va ligado a la adquisición de competencias. ¿Por qué es tan difícil lograr ese doble cambio en los docentes?
Oliva: El verdadero cambio radica en el maestro, porque el cambio tecnológico es grosero, violento, está creciendo y se vuelve cada vez más grande, pero el maestro se queda en el salón.
¿Cuál es la principal barrera que tienen los maestros para actualizarse?
Oliva: Es la actitud. Yo dirigí un curso para periodistas mayores y uno se resistía a aprender, pero tiempo después me contó que le presumió a sus nietos que desde El Salvador, en línea, había respondido un examen. Se quitó el temor y se dio cuenta de las ventajas que tiene acercarse a la tecnología.
Esquit: Hay temor y resistencia al cambio y eso es algo natural en el ser humano, pero es una barrera que hay que romper por completo, porque el cambio no es lineal, sino exponencial. La generación adulta vive un momento crítico porque los jóvenes y niños del presente se desarrollan en un ambiente de cambios acelerados y el futuro va en ese sentido.
Los graduandos llegan mal preparados a las universidades. ¿Cómo darle la vuelta a esa situación?
Oliva: En países avanzados como Japón e Islandia, el actor más importante de estos procesos educativos es el maestro. Si no mejoramos al docente en todo sentido, no vamos a avanzar. En Islandia, un maestro tiene doctorado.
Esquit: En las universidades ya recibimos un producto del sistema educativo; tenemos que ver qué podemos hacer con ellos, pero el aporte diferencial será mínimo mientras no se trabaje de fondo en la base. La situación cambiará cuando recibamos a estudiantes con muchas más competencias.
¿Cuánto ayuda la inclusión de las nuevas tecnologías desde los grados de primaria?
Esquit: Son herramientas valiosas que hay que saber utilizarlas, porque también pueden generar situaciones indeseadas, como que los niños no desarrollen ciertas competencias.
La mayoría de estudiantes prefiere una carrera humanística. ¿Cómo estimularlos a que opten por otras carreras?
Oliva: Se debe mejorar la enseñanza de la matemática. Es vital fortalecer el proceso de enseñanza de esa materia desde la primaria. El cerebro del niño tienen una evolución impresionante en los primeros años de vida y aprende mejor esa materia en la primaria.
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